Trilogía (Medit)Action
En la pandemia de 2020, que tuve la suerte de vivir desde Estambul, me preocupó la ansiedad social genérica por no dejar de “hacer cosas”, aun teniendo la oportunidad de suspender sus acciones y “no hacer”. Amparado por la plataforma de Performistanbul en su proyecto StayLIVEatHome, emprendí una trilogía de “acciones sobre la acción” en redes, que luego se mostraría en otros lugares como la Muestra Dislocada 2022.
Acción-Bodegón / Still-Life Action
Paso un día completo (17h) en mi dormitorio, sin hacer nada más que adaptar partes de mi cuerpo a cada esquina o forma: hay infinitas posibilidades y no se necesita accionar, hablar, comer, beber, ir al baño, a veces ni siquiera pensar.
“Ser en casa, sentir la casa. La situación actual del mundo nos invita a reinventar nuestro espacio doméstico. Quiero reclamar la relación íntima con el hogar/casa, el tiempo dilatado, la quietud. ¿Y si solo realizáramos una única acción durante todo un día, y nada más?”.
Crónica
33h sin acción/comida/bebida, solamente:
- Realización de una sola acción (17h)
- Dormir (15h)
- Arreglar problemas técnicos (1h)
- 22:00 (-1) ceno.
- 07:00 despierto. Voy a mear.
- 07:30 empieza el primer streaming (8h 30min).
- 16:00 falla la conexión. Me doy cuenta 30min después.
- Voy a mear debido al dolor.
- 17:00 empieza la segunda transmisión (4h 30min).
- 21:30 falla la conexión. Me doy cuenta 30min después.
- 22:30 empieza el tercer streaming (2h).
- 00:30 me quedo dormido. Después, la conexión vuelve a fallar.
- 08:30 (+1) Voy a mear. Desayuno.
- Arreglar problemas técnicos (1h)
- Alternancia entre permanecer inmóvil (en diferentes posturas, más hacia la meditación) y móvil (encajándome por los rincones)
- Reconocimiento de la morfología doméstica con la morfología anatómica: de la exploración táctil a la toma de medidas. Busco rincones y formas creativas de ocuparlos. Procuro tocar TODA la superficie visible de mi cuarto con mi mano derecha. Mido distancias usando pelos que se me han enganchado en los dedos. Mido con los codos, con la boca, con los ángulos que forman mis extremidades. Mido los pies de largo y ancho, encuentro el centro. Me coloco bajo la luz. Repaso sombras. Aguanto posturas incómodas o dolorosas. Cuento: los bordados de la manta, los agujeros de la silla, los huecos cuadrados de la mesa… cuento sin contar, sin llevar la cuenta. Prolongo planos con mi cuerpo formando un plano. Enciendo/ apago la luz, siempre que no lo haga con esa finalidad.
- No-acción más allá de la propuesta: intento no tomar decisiones. Precaución para alterar lo mínimo posible la posición de las cosas. Me resulta imposible, las muevo sin querer. Al principio las vuelvo a colocar, luego pienso que si se trata de aceptación y observación tengo que dejarlas ser en su nueva posición. A veces lo que estoy haciendo siento que difiere de la acción propuesta, y dejo de hacerlo. A veces difiere, pero es válido, porque también habla de la exploración interior, por ejemplo, al llorar o meditar.
- Llorar: Pasó dos veces, fue voluntario y me encontré buscando métodos para llorar “de verdad”. Mi mente tenía que concentrarse mucho en no concentrarse. Me ayudó la imagen de la emoción y la visceralidad reprimidas gritándole a la mente que se calle, y también recuerdos de infancia y repasar las carencias relacionales de mi vida. Un pensamiento desencadenante: “todas mis relaciones, especialmente conmigo mismo, se han acabado descomponiendo. No tengo nada en lo que sostenerme, y por eso busco relaciones inestables”. Pensé en mis padres, mi hermano, mi difunta abuela, las amistades perdidas de la infancia, mis fracasos amorosos. También en los tiempos en los que lloraba con más facilidad, que fueron reprimidos por la coraza contra el sufrimiento que desarrollé al crecer. Me gusta llorar mi sufrimiento. Me hace sentir vivo.
- Entradas de Misto. Le asusta mi pie. Me tumbo junto a ella.
- Ver pasar el tren. Misto, el tren… en el momento en que “entran” en mi cuarto pasan a ser parte de mi mundo interno.
- El “fallo técnico”: la performance no admite fallos, todo lo que sucede se integra en el discurso. A las 8 horas y media la transmisión falló y finalizó automáticamente. “Por suerte” me di cuenta pronto, Los acontecimientos remarcan el hecho de hacer esta performance en las redes, siendo que pretende criticarlas.
- Al final dependo de las relaciones interpersonales. El llorar se desencadena al pensar en mis relaciones. Misto y el tren son objetos externos en un principio. Todo está tremendamente condicionado por la cámara, la red social y los fallos de transmisión. Si no lo hubiera compartido no lo habría hecho: NO HAY BÚSQUEDA INTERIOR INTEGRAL. Mi interior se configura en interdependencia necesaria con los demás.
- DIS(TR)-ACTION. Durante la performance se me ocurrió una segunda, con la premisa contraria: pasar todo un día saturado de actividades al máximo.
Toma de imágenes: Nerea Lasa, Inés Colás, Günyüzü Erol, Alberto Monreal Aliaga.
Acción-Distracción / Dis(tr)action
Tras la performance de 17h realizando una única acción y evitando el contacto interpersonal, exploro el extremo opuesto: pasar las 17h (desde que me levante hasta que me acueste) en plena e intensa actividad, sin respiro.
Cada 10 minutos realizo 10 acciones. Cada secuencia sucede de forma distinta 103 veces a lo largo del día. Siempre estoy haciendo una acción con el cuerpo (comer-ejercicio-cuidado personal-posar), otra con el teléfono (llamar-larga exposición-pantallazo-fotos de perfil) y la retransmisión por Facebook con el ordenador (comprobar e interactuar). Los visitantes deben compartir/ comentar/ darle a Like/Dislike en el post, y yo debo reaccionar a toda esta interacción.
Crónica
Acciones:
- llamar por teléfono (Whatsapp) mientras como (aperitivos).
- hacer ejercicio mientras canto una canción (top hits karaoke).
- peinarme (pelo, barba, uñas…) mientras veo un vídeo (trailers de series).
- me hago un selfie, cada vez con un filtro diferente (app B612) y uso el selfie para cambiar la foto de perfil (WhatsApp).
- compruebo los comentarios del público (Facebook) y hago los retos que proponen.
- capturo imágenes de cada acción (cámara del móvil/ capturas de pantalla/ largas exposiciones).
Es curioso que no encontré entre la intensidad de esta ACCIÓN-DISTRACCIÓN ninguna crisis tan profunda como las que aparecieron en la previa ACCIÓN-BODEGÓN. Aquí dejo algunos de los asuntos problemáticos que surgieron, la mayoría descubiertos a posteriori, ya que no tuve apenas tiempo para pensar en lo que estaba pasando:
- Me sentí tremendamente querido. Y a veces esto puede ser demasiado. Todo el mundo apoyaba la propuesta porque básicamente solo participó en ella gente cercana, conocida, y con acceso a Internet. Esto me hace cuestionarme si la performance tiene interés para un público desconocido. ¿Estoy acomodado en el hecho de sentirme aceptado? ¿Agrava esto la frustración cuando llega el rechazo por parte de personas o instituciones ajenas con cuyo apoyo me gustaría contar para ganarme la vida?
- Realicé un uso pragmático de las personas. Utilicé los afectos como combustible/ herramienta técnica, consumiendo mi energía y la de otras personas al pedirles que contestaran las llamadas, comentaran, compartieran, interactuaran. ¿Significa esto que he utilizado a las personas como meros instrumentos? ¿He priorizado el cumplimiento de mis metas profesionales a cuidar apropiadamente de mis relaciones?
- Continúa abierta mi indecisión de siempre al respecto de las redes sociales: ¿me vendría mejor escapar más de ellas? ¿me vendría mejor rendirme a ellas, explotarlas más, obedecer a todos aquellos que me repiten “Alberto, hazte Instagram”? ¿Debería quedarme como he estado hasta ahora, en una zona intermedia, pero de constante duda?
- Desde el día anterior me encontré con la siguiente gran incoherencia: el sector artístico convocó en España un parón cultural en las redes durante dos días, para protestar ante las negligentes declaraciones del Ministerio de Cultura. Al enterarme quise apoyar esta huelga, pero para entonces era muy tarde para cancelar la performance; todo estaba preparado- 103 comidas que había estado preparando durante un día entero, mucha gente implicada de unos diez países, los anuncios de Performistanbul… Mencioné el asunto un par de veces durante el streaming para darle visibilidad, pero aún ahora no siento que ello contribuyera verdaderamente a la causa.
- Durante un rato decidí no seguir mis propias normas, tomármelo con calma y dejar de cumplir con los tiempos, mientras me preguntaba: ¿por qué estoy haciendo esto? ¿Está relacionado con mi necesidad de complacer? ¿Qué intento demostrar? ¿Por qué intento demostrar nada? ¿A quién? Tuve alguna conversación de teléfono larga y calmada y disfruté del momento. Entonces esto se convirtió en una nueva propuesta que podría explorar específicamente en una tercera parte de esta trilogía, y regresé a las prisas poco a poco. ¿Es esta la solución a las principales cuestiones planteadas en las últimas dos performances? ¿Es todo esto una búsqueda de un ritmo vital propio, y no sobre las ‘cosas’ que hago o la manera de comunicarlas?
#Distracción-Bodegón / (Medit)Action
Para esta tercera parte, dedico 103 minutos a cada una de las 10 acciones propuestas, también a lo largo de todo el día y en streaming.
Combino las conclusiones extraídas de las dos performances anteriores y exploro el punto medio entre ellas, dando espacio y tiempo a cada acción, en busca del ritmo vital natural, sin prisa, pero sin pausa.
El día escogido es el último del Ramadán, fecha clave entre el ayuno/fast –no acción- y el festejo/feast –acción extrema-.
Crónica
No se trata de mucha ni poca acción, ni de mucho ni poco control, ni de objetivos, ni de reglas, ni de contingencias, ni de esta soledad. Se trata de vivir, pase lo que pase (incluso morir, un día), y —para mí— poder parar de cuando en cuando a cerciorarme de que “eso”, la vida, con sus angustias y triunfos, está sucediendo. Esto es un Ramadán, una cuarentena, un Ermitaño- yo.
Es por la tarde.
En verdad, el humano
está perdido.
C103(1,2)
Comentario al Corán: Entre el “camino recto” y el extravío, mi vida devanea. No me importa. Este libro sagrado exime al ser humano de la culpa: Dios ya ha decidido quién pertenece al “buen camino” y quién no. Por alguna oscura razón, aquellos que sufran un castigo eterno nacieron ya condenados. Se me disculpe, entonces, por dejar que la vida me lleve.
Con la participación (en la llamada) de mi hermano Andrés Monreal.